martes, 22 de enero de 2008

momentos graves

Hoy por la mañana, tras ver el noticiero con las imágenes del accidente del Bus de Soyus, fuí instantáneamente tomado por sensaciones que hace tiempo ni se me asomaban. Son esas sensaciones extrañas y ajenas, de las que uno huye o grita para no escuchar, que al final fueron dos: La primera fué la "incertidumbre sobre lo suerte de un ser querido (muy, muy)", sensación terrible, cargada de extrañeza, enlodada con inseguridad, y rodeada de miedo. Fué esa sensación que impulso el acto reflejo de coger mi celular y llamarte, que da pie a la segunda temible sensación. Al momento que te llame, primero no entró la llamada, cosa que catapultó la segunda sensación "la certeza de daño de tu ser ahora más querido", pues en el momento que no puedes calmar tu ya ahora emergente angustia, por solo escuchar ese "estoy bien" de la voz del que añoras, simplemente tu imaginación empieza a dar todo de pesimistas conjeturas, y de repente hasta ya tienes un plan. Bueno hay algo que también es cierto, nos hemos vuelto más impacientes con esto de la tecnología, pues si no recibimos respuestas inmediatamente, sea cual sea el caso, algo malo está sucediendo, pero ese no es el tema del mail.

A donde voy (figurativamente hablando, por que no pienso moverme de mi silla comodoy) es que estas sensación tan profundas y guardadas en nuestro ser, salen en estas situaciones que ponen en peligro la continuidad de la relación que tenías con ese ser que tanto quieres, la que le tienes cariño, al que te gusta escucharle hablar, verle bailar, o acompañar tomar. Felizmente para el suceso de hoy, contestaste el teléfono la segundo llamado, y por lo viste, hubo suerte de por medio, pues este bus fué el que salió 10 minutos antes del que tu estabas sentada, entonces, démosle tinte divino que exige el hecho "gracias a Dios que mi Karin es tardona y tomó el otro bus que salía más tarde" (mentira, no eres tardona). En fin, fue una buena suerte para ti, para los tuyos, para mi, de que no te haya sucedido nada, mala fortuna para los que fallecieron y su afectados, demos una oración por ellos (se nota la influencia sacramental ahora que voy a misa???).

SAbes, como te dije la inicio de este mail esta fué una sensación que no extrañaba, pero que no sentía de hace tiempo, recuerdo que fué algo similar sentí el 11 de setiembre del 2001, cuando a las 10 de la mañana yo estabaa leyendo en la sala de lectura de la universidad en el pabellón Wu (si, aunque no lo creas, leyendo) y me contaron la noticia así textualmente : "Estados Unidos esta bajo ataque, lo estan bombardeando con aviones" (By CRsity Cortijo), recuerdo lo que dije e el acto: "mi mamá", ella por ese tiempo ya estaba en los EEUU pero muy lejos de allí, en otro estado, pero bueno , asi es cuando uno tiene la incertidumbre del estado del que quieres, recuerdo que fui a ver noticias, luego de enterarme como realmente era todo, llame a mi padre, y luego nos juntamos a llamar a mi madre, claro que de ella no supimos hasta tarde por la noche, felizmente no había nada.

De repente piensas que eso fué mucho más grave y de escala mayor a lo de hoy por la mañana, y sí, tienes razón. Pero lo que me hizo reflexionar es que si alguna vez me preguntan sobre los peores sucesos que pudieron haber sucedido, yo creo que respondería el día que alguien que quiero sufrió. si, probablemente, ésa sería mi respuesta.

A propósito de eso, cogí un viejo libro de Cesar Vallejo, propiedad de mi padre, un libro de marco negro y carátula amarilla, algo apolillado, con ese olor propio de lo añejo, en el que encontré un cuento que ilustró a mi gustó mucho de las sensaciones que tuve hoy por la mañana, lo comparto contigo:

El momento más grave de la vida

Un hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del Marne cuando fui herido en el pecho.
Otro hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida, ocurrió en un maremoto de Yokohama, del cual salvé milagrosamente, refugiado bajo el alero de una tienda de lacas.
Y otro hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida acontece cuando duermo de día.
Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.
Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú.
Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil a mi padre.
Y el ultimo hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía.
César Vallejo



felizmente, segun lo que conte más arriba, ese día para mi no llegó el día de hoy, fué aliviador el saber que estabas bien, que un amigo este bien, es motivo para dibujar muchas sonrisas.

Bueno cuidate, por favor. Jorge André Rodriguez Lozano